- Hacer solo dieta sin ejercicio: Este es el error más frecuente. Si comes menos, tu cuerpo perderá grasa, pero también músculo. Llegará un momento en que no puedas pasar más hambre, y comerás más de todo eso que echas de menos. Ganarás grasa, pero el músculo se habrá ido para siempre. Serás un delgado-gordo. El ejercicio es la única forma de preservar y hacer crecer tus músculos.
- Tener prisa: Si alguien te promete perder diez kilos en tres semanas, sal corriendo en dirección opuesta y no mires atrás. El cuerpo tiende a la homeostasis, es decir, a quedarse como está. Si fuerzas un cambio radical, como perder mucho peso, la tendencia natural es a recuperar el estado anterior. Nunca pierdas más de medio kilo por semana, y asegúrate de que es grasa.
- Tu cuerpo se rebela contra la dieta: Las dietas someten a estrés a tu organismo, y se producen cambios hormonales, en concreto, más cortisol. Esta hormona hace que aumenten tus niveles de azúcar y que almacenes más grasa en tus michelines, incluso comiendo menos. También desciende tu metabolismo basal, con lo que tu cuerpo se adapta a quemar menos calorías, y se producen cambios en tu cerebro que hacen que tengas antojos de comida trampa.
¿Sabías por qué... fallan todas las dietas?
Las dietas no son la solución para tener un cuerpo más sano y más atractivo. En muchos casos te dejarán peor de lo que estabas.
Así que has empezado una dieta. Pasado el entusiasmo inicial, y tras perder unos cuantos kilos, compruebas que el progreso es mucho más lento, y la motivación desaparece. Según un estudio de The Lancet, entre el 50% y el 80% de la gente que hace dieta recupera después el peso, con propina. Estos son los principales motivos del fracaso: